Algunos recordarán que hace tres años se estrenó en España una buena película de ficción, dirigida por Beda do Campo, sobre la vida de Jorge Bergoglio previa a su elección como Papa, Francisco. El padre Jorge. Ahora se estrena un documental dirigido por el famoso cineasta alemán Wim Wenders (Cielo sobre Berlín; París, Texas…).
El origen de esta película se sitúa hace cuatro años, cuando Wenders recibió una carta del prefecto de la Secretaría para la Comunicación de la Santa Sede, que le proponía hacer un documental sobre el recién elegido Papa Francisco. Al cineasta se le ofrecía total libertad creativa, así como se le brindaba la oportunidad de contar con varias entrevistas con el Pontífice.
La elección era curiosa: aunque Wenders se había educado en un colegio católico, enseguida se había alejado de la Iglesia, llevado por el viento sesentaiochista. Años después había retomado la fe cristiana, pero protestante, y últimamente se ha acercado al catolicismo en clave muy ecumenista.
El cineasta enseguida mostró su deseo de ofrecer una aproximación positiva y conmovida al Papa, más que la típica lectura crítica que, según Wenders, ya hacían los medios de comunicación. Por otra parte, no se trataba de hacer un recorrido biográfico, algo que tampoco interesaba a Bergoglio, sino más bien una exposición de los pensamientos vertebrales de su pontificado. Para ello se programaron cuatro sesiones de entrevistas, en entornos distintos, y de dos horas de duración cada una, sesiones en las que el Papa mira directamente a cámara –o sea, al espectador–, un recurso muy eficaz.
El documental es sin duda la mirada personal, espontánea y sincera de Wenders sobre un Papa que él percibe como actualización del carisma de san Francisco de Asís. De hecho, esta es la clave de interpretación de la película: leer el pontificado de Francisco como una “revolución” franciscana en cuyo centro está la pobreza como virtud. Gran parte del documental gira en torno al magisterio del Papa sobre la pobreza y a sus encuentros con los pobres.
Pero el film extiende el concepto de pobreza más allá de la cuestión económica y se detiene también en los enfermos, en las víctimas de los desastres naturales, en los presos… y en la Tierra, a la que el Papa se refiere como “la más pobre entre los pobres”. Por otro lado, con las numerosas imágenes en las que le vemos en acción, acariciando a los enfermos, abrazando a los niños, rezando… Wenders toca el núcleo de la fe. En ellas palpamos el testimonio de la vida cristiana, y viendo al Papa reconocemos al mismo Cristo inclinado ante los que sufren, identificado con los más débiles, dándoles un aliento de vida nueva y esperanza.
La película también toca otras cuestiones de candente actualidad: el desastre ecológico, la homosexualidad, la familia, la pederastia, las crisis migratorias, la Curia, el capitalismo… Por último, hay un elemento, el más discutible desde un punto de vista estético y narrativo, que son unas recreaciones en blanco y negro de algunos episodios de la vida de san Francisco de Asís, que tratan de reforzar ese paralelismo buscado desde el principio por Wenders.