Director: Uli Edel. Guión: Karey Kirkpatrick y Larry Wilson. Intérpretes: Jonathan Lipnicki, Rollo Weeks, Richard E. Grant, Jim Carter, Alice Krige, Dean Cook, John Wood. 94 min. Todos.
Las historias de El pequeño vampiro llevan 25 años haciendo las delicias de grandes y pequeños. La esperada adaptación al cine de estas obras de Angela Sommer-Bodenburg despertaba interés y curiosidad. Finalmente, el alemán Uli Edel (Yo, Cristina F., El cuerpo del delito) ha dirigido el proyecto. La participación de los guionistas Larry Wilson (La familia Adams, Bitelchus) y Karey Kirkpatrick (Evasión en la granja, James y el melocotón gigante) tiene que ver con un resultado más que digno. Pese a los cambios de nombre de los personajes, la historia es fiel al original; de hecho, la novelista ha elogiado la adaptación.
Tony es un niño norteamericano, recién instalado con sus padres en Escocia. Cada noche ve, en una pesadilla recurrente, una reunión de vampiros que tiene un trágico final. Por otra parte, no logra adaptarse a Escocia ni hacer amigos en el colegio; al contrario, el colegio es su pesadilla diurna donde alumnos y profesores la emprenden con él, por ser extranjero. Sus padres están preocupados porque lo ven sin amigos. Una tarde, casi por casualidad, conoce y salva de las estacas de Geiermeier -un peligroso cazavampiros- a Rudolph, un vampiro de su edad. Dos niños solitarios se han conocido y serán amigos hasta convertirse en hermanos de sangre. La familia de Rudolph anhela volver a ser humana y no muerde a la gente, se conforma con sangre animal. Tony les ayudará a convertir su sueño en realidad.
El pequeño vampiro tiene todos los ingredientes de una buena película familiar de acción. Además, los personajes -¡ojalá Jonathan Lipnicki fuera algo más mayor!- están perfectos. Pero, sobre todo, sorprende gratamente que el director no haga trampa -como suele suceder en otras películas para niños- con los sentimientos, la violencia y la muerte. Éstas han sido suavizadas por el humor, pero nunca ocultadas. Este detalle contribuye más al verismo de la historia que la imaginativa ambientación o el acertado reparto.
Fernando Gil-Delgado