Entre 1959 y 1964, el dibujante Jean-Jacques Sempé y el escritor René Goscinny publicaron, en un periódico francés, unas 160 historias del “pequeño Nicolás”. Recopiladas en cinco libros, se tradujeron a más de 30 idiomas con una tirada total de ocho millones de ejemplares. Decenios más tarde, Anne Goscinny, hija de René, descubrió otras muchas inéditas, que se han ido publicando a partir de 2005. Basándose en la obra de Sempé y Goscinny, Laurent Tirard rodó en 2009, con personajes reales, El pequeño Nicolás, al que siguió Las vacaciones del pequeño Nicolás, en 2014.
Sin embargo, El pequeño Nicolás, que se estrenó en el Festival de Cannes y obtuvo el primer premio en el Festival de animación de Annecy, no solo emplea esta técnica, sino que su guion –obra de Michel Fessler y de la mencionada Anne Goscinny– tiene una estructura más compleja: narra la génesis del famoso pequeño personaje, y añade algunas de sus historias, pero también la biografía –en particular la infancia– de sus creadores.
Los directores Amandine Fredon, autora de series infantiles de televisión, y Benjamin Massoubre, que además de sus trabajos en animación también colaboró con Jean-Pierre Jeunet en los efectos visuales de Largo domingo de noviazgo, añaden aun un plano más: un pequeñísimo pequeño Nicolás que cruza la pantalla inspirando la obra que va surgiendo ante los ojos del espectador.
La factura del dibujo, aun con la colaboración del diseño por ordenador, adecua la estética de la película a las tiras originales: “Queríamos dar al público la sensación de encontrarse dentro de un libro”, dice al respecto Amandine Fredon. El director artístico Fursy Teyssier creó un efecto para que pareciera que los personajes están pintados sobre papel, así como para hacer desaparecerlos en el borde de la imagen. Esta técnica, empleada en los episodios del pequeño Nicolás, se combina con un lenguaje cinematográfico clásico al narrar la vida de los autores.
La música de Ludovic Bource, que obtuvo el Oscar por The Artist, subraya el carácter nostálgico de la Francia de los años “pre-68” y pone un broche de oro a esta declaración de amor a la infancia, de bellas imágenes y un ingenio cargado de humor.