Poética narración del viaje a la madurez de Sinam, recién licenciado en la universidad, dispuesto a publicar su primera novela, y que vuelve al hogar familiar. Con aires de autosuficiencia, mira despectivamente a su padre, maestro rural adicto a las apuestas, y se permite despreciar la obra de un veterano escritor. También parece incapaz de captar la oportunidad del amor. Se encuentra en otra longitud de onda, aunque inevitablemente colisionará con el mundo real.
El prestigioso cineasta turco Nuri Bilge Ceylan (Lejano, Sueño de invierno), coescribe de nuevo el guion con su esposa, Ebru, y a ellos se suma Akin Aksu, también actor, que asume el rol secundario del imam Veysel. Y es fiel a su característico estilo: indagación en la naturaleza humana, dibujando personajes con matices; tempo deliberadamente lento, sin prisas; imágenes y sonidos maravillosos, del paisaje rural austero, ya sea del campo puro y duro, la tierra, los árboles, los animales, con sol, lluvia, nieve y viento, o del pueblo, sus viviendas y locales.
Nuri Bilge Ceylan envuelve suavemente al espectador en una atmósfera triste por la mezquindad del ser humano, pero no impone nada, y aletea además siempre, con discreción, la esperanza: hay posibilidad de cambiar, las personas nunca dejan de sorprendernos. Una prueba de ese no imponerse es la puntual presencia de la música de Bach, que se escucha en atinados momentos. Magníficos los actores, especialmente los principales, Dogu Demirkol, Murat Cemcir y Bennu Yildirimlar.