Alfonso, que anda por los 70, visita a Nanda, una anciana nonagenaria que fue su vecina y un poco su madre cuando siendo niño quedó huérfano. Nanda está una residencia, donde trabaja Luisa, una asistente social. Los acontecimientos entroncarán a distintas personas de las esferas de Alfonso y Luisa.
Hace diez años, Camus hizo su última buena película, la hermosa y sensible El color de las nubes, un nostálgico melodrama ambientado en Cantabria. A sus 72 años, el realizador santanderino versiona de alguna manera aquella lograda historia, pero el resultado es defectuoso. El prado de las estrellas no une bien las tramas y se hace premiosa, con una solemnidad cargante. La película tiene una escritura de diálogos calamitosa a la que no ayudan muchas de las interpretaciones, algunas dobladas; y tampoco los rellenos de ciclismo aficionado y otras derivas hacia el reportaje etnográfico. Es una pena, porque la historia está llena de buenos deseos y se intuyen elementos valiosos.