La idílica felicidad del Reino de Dor, el paraíso de la sopa, se rompió cuando una rata pirata, llamada Róscuro, provocó sin querer la muerte de la reina. Entonces, el rey expulsó a todos los roedores del reino, prohibió la sopa y, con su propia tristeza, sumió en la melancolía a su bella hija. Pero entonces nació Despereaux, un curioso y temerario ratón, diminuto pero de orejas inmensas, que es incapaz de tener miedo y que sueña con poder luchar como un caballero andante. La oportunidad le llega cuando la princesa sufre una intriga en la que están implicadas la rata Róscuro y una criada.
Sam Fell y Rob Stevenhagen han trabajado en DreamWorks Animation, y el primero de ellos fue uno de los directores de Ratónpolis. Ahora, ambos se lucen en El valiente Despereaux, magnífica coproducción británico-estadounidense que adapta la popular novela infantil de Kate DiCamillo, de la que se han vendido varios millones de ejemplares en todo el mundo, sobre todo en el ámbito anglosajón. Se trata de una preciosa fábula moral, que subraya la importancia de perdonar y ser perdonando, al tiempo que fomenta el amor a los libros y exalta las virtudes del ideal caballeresco.
Todo eso se resuelve con una excelente animación en 3D, muy expresiva de gestos, espectacular en las secuencias de acción y con una ambientación muy imaginativa en los tres ambientes en que transcurre la acción: el triste universo humano, el caótico y mugriento submundo de las ratas, y el ordenado reino de los ratones. Sorprende, además, el vigor y la hondura de los conflictos dramáticos que sufren los personajes, algunos bastante peliagudos, y todos con un planteamiento rico, nada maniqueo.