Director: Luc Jacquet. Guionistas: Luc Jacquet y Michel Fessler. Música: Emilie Simon. 85 min. Todos.
Cada año en la Antártida da comienzo un singular peregrinaje. Miles de pingüinos emperador, los más grandes de entre estas vistosas aves, abandonan la seguridad del océano para adentrarse en la desértica tierra helada y allí tener sus crías. Las condiciones son tan duras que ningún otro ser vivo se atreve a habitar en esos parajes desolados. Los pingüinos, siempre en grupo, marchan resueltamente a través de este difícil paisaje helado, haciendo frente al enemigo más implacable: el frío.
El biólogo francés Luc Jacquet se estrena como director y guionista en este hermoso documental de 85 minutos en el que participan Buena Vista, Canal Plus y National Geographic. La narración recorre un año de la vida de estos pintorescos animales, actuando como narradores un macho, una hembra y la cría de ambos. La realización es bastante convencional, quizás porque la presencia de aviones, helicópteros o vehículos terrestres hubiera provocado trastornos graves en la migración de los pingüinos.
El resultado final es digno, pero no especialmente brillante («Nómadas del viento» sí lo era), quizás por la poca calidad del guión o tal vez por la monotonía de la vida del pingüino y del paisaje antártico. Hay momentos espectaculares, como el agrupamiento de los pingüinos para protegerse de la ventisca y los primeros pasos de las crías. La música es discreta y sobresalen un par de baladas, una de ellas de la islandesa Bjork.
La película se ha estrenado en EE.UU. con locución de uno de los narradores más cotizados, Morgan Freeman, con buenos resultados de taquilla (16 millones de dólares) y viene a confirmar la pujanza del cine francés en el subgénero del documental de naturaleza. La versión española cuenta con las voces de José Coronado e Isabel Verdú, que no terminan de dar con el tono adecuado. En cualquier caso, una película refrescante para combatir las altas temperaturas del verano.
Alberto Fijo