La II Guerra Mundial termina en 1945. Japón se rinde tras el horror atómico. MacArthur –un comandante supremo que ya tiene la cabeza puesta en su carrera política– dirigirá la transición a la paz. Y hay una cuestión muy importante que tendrá que decidir: ¿qué hacemos con el emperador? El asunto es delicado porque se trata de ganarse el respeto de un pueblo y de un país que quiere convertirse en un aliado. A la vez, ante el mundo y ante los norteamericanos, hay que hacer justicia.
El tema de esta película es apasionante. Como lo fueron Núremberg y el plan Marshall en Europa, expresiones de la estrategia del imperio americano por sentar las bases de su política exterior y de su condición de líder mundial. El director británico Peter Webber –L…
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.