Esta película recrea la historia real de Chris Gardner, un vendedor de San Francisco, trabajador e idealista, que se arruina a mediados de los años 80. Entonces, su esposa abandona el hogar con su hijo de cinco años. Pero Chris recupera la custodia del chaval, e intenta salir a flote como puede. Él y su hijo vivirán en moteles de mala muerte, refugios para indigentes, estaciones de autobuses, los baños del metro y hasta la calle. Pero nunca tirarán la toalla.
El italiano Gabriele Muccino (El último beso) debuta brillantemente en Hollywood con este emotivo melodrama social, que le ha valido a Will Smith las candidaturas al Globo de Oro y al Oscar al mejor actor. Su guión responde a la fórmula clásica de búsqueda del sueño americano contra viento y marea, con la que Frank Capra hizo varias obras maestras, y que recientemente han vuelto a manejar con talento Jim Sheridan y Ron Howard en sus melodramas familiares En América y Cinderella Man, respectivamente. Muccino confirma que la fórmula no está agotada, y que la gente normal sigue creyendo en el valor de las virtudes, el trabajo hecho con ilusión, el sacrificio personal, el cariño familiar, el buen humor… Un sustrato moral que facilita el lucimiento de los actores, especialmente de Will Smith y de su propio hijo, Jaden Christopher Syre, que derrocha naturalidad y simpatía.
Por su parte, Muccino desarrolla con fluidez los conflictos dramáticos, y equilibra el optimismo de la historia con un tono moderadamente hiperrealista, sólo grosero en un par de ocasiones.
Aunque nunca llega a la altura de sus referentes clásicos y modernos, esta película resulta entretenida, emotiva y agradable.