En lo más crudo del crudo invierno

En lo más crudo del crudo invierno

TÍTULO ORIGINAL In the Bleak Midwinter

DURACIÓN 99 min.

DIRECCIÓN

GÉNEROS

PÚBLICOJóvenes-adultos

CLASIFICACIÓNLenguaje soez

ESTRENO26/01/1996

Tras un año en paro, el actor Joe Harper (Michael Maloney) decide dirigir y protagonizar en su pueblo natal un montaje teatral del Hamlet de Shakespeare. Reúne así a seis actores a los que no faltan las ganas de trabajar. Pero, durante las tres semanas de ensayo previas al estreno, salen a la superficie sus peculiaridades y puntos de fricción.

Después de la compleja producción de Frankenstein, Kenneth Branagh acierta de pleno con En lo más crudo del crudo invierno, pues es precisamente su apariencia de obra menor la que le presta su grandeza. No hay escenarios apabullantes, los actores son desconocidos, la fotografía es en blanco y negro… Además, Branagh logra un entramado narrativo sin fisuras. Su obra es dramática, pero con elementos de comedia que descargan una tensión real; se acerca así al estilo de Woody Allen, ya presente en Los amigos de Peter. Los diálogos son ágiles, aunque alguna vez se caiga en una estúpida grosería. Y los personajes están bien dibujados, lo que ayuda a configurar el sentimiento de familia que impregna poco a poco a la compañía. Este ideal de formar una familia viene apuntalado por los problemas afectivos que arrastran los personajes. Una vieja canción de Noel Coward, con su estribillo «el espectáculo continúa», resulta muy adecuada para hacer discurrir estas situaciones.

No parece casualidad que Branagh fije el día de Nochebuena para el estreno de la obra que ensayan sus personajes; ni que el lugar donde se representa sea una iglesia abandonada. Hay un sincero lamento de que hoy las iglesias y teatros se vacíen; de que falten razones por las que trabajar, luchar, vivir… La identificación de Branagh con el protagonista -al que decide no encarnar- es evidente: con él comparte la pasión por el arte, la lucha por no buscar dinero inmediato a cambio de renunciar a la creación artística personal. No es difícil adivinar que detrás del quinceañero citado en el film, arrobado tras ver una obra de Shakespeare, se esconde cierto director que, después de rodar este film, se apresta a hacer realidad uno de sus grandes sueños: llevar Hamlet al cine.

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