En los márgenes podría titularse Stress, o Un día en la vida de Rafa, protagonista de esta historia. Rafa, abogado laboralista, pasa un día infernal intentando –con éxito relativo– ayudar a diversas personas: a una inmigrante que va a perder la custodia de su hija; a Azucena, cajera de un supermercado, a quien van a desahuciar; a su hijastro Raúl; a su pareja, a punto de dar a luz. Además, en paralelo, se desarrolla la historia de Germán, empresario arruinado que no se decide a responder a las llamadas de su madre. Las historias se cruzan en diversos puntos.
En los márgenes es una película generosa. Una invitación a fijarse en los demás y a arrimar el hombro. Al tiempo que reconoce que la buena voluntad no basta para cambiar las cosas: la realidad es mucho más compleja. Estas nobles intenciones y el entusiasmo del director y guionista Juan Diego Botto, le han impedido reparar en diversos errores del texto, resultando una película irregular, con momentos excelentes y otros solo correctos.
Luis Tosar es un excelente actor que brilla con luz propia, pero su personaje no es del todo coherente: desde su manera de expresarse –muy ruda teniendo en cuenta que es un abogado– hasta la excesiva acumulación de acontecimientos que le ocurren y que lleva a un final de la historia forzado.
El guion contiene muchas conversaciones importantes: Rafa y su hijastro Raúl, Azucena y su marido, Germán y su compañero. Unas son entrañables; otras, una lección. Entre medias se escucha la radio o la televisión hablando de los escandalosos beneficios de las eléctricas, o de las malvadas medidas adoptadas por un partido político (adivinen cuál). Un discurso maniqueo primario que desdice un poco de una película bastante interesante.