En 1944 Anna Seghers publicó la novela En tránsito; sus protagonistas son alemanes que, huyendo de la dictadura nazi, recalan en Marsella en búsqueda de un visado que les lleve a América. La actual adaptación al cine de Christian Petzold traslada la acción al presente, pero no modifica el texto; es decir, los personajes hablan de tropas alemanas, mientras que el espectador ve a policías franceses actuales. Sobre el papel, este recurso podría parecer artificioso; sin embargo, en la escenificación resulta sumamente sugerente; sin caer en un discurso ideológico, muestra un problema muy actual: los refugiados de la Segunda Guerra Mundial se encuentran con los del presente… si bien estos huyen en dirección contraria.
Fiel a la novela, el protagonista de En tránsito es un joven, Georg, quien espera encontrar en Marsella el visado que le lleve a un país americano, para quedar a salvo de las tropas alemanas. Casualmente cae en sus manos el carnet de identidad de un escritor fallecido. Como presume que le favorecerá para obtener el salvoconducto, asume su identidad. Sus planes, sin embargo, tomarán un nuevo giro cuando conozca a la mujer del escritor, Marie.
Mientras que sus anteriores películas —Yella (2007), Jerichow (2008), Barbara (2012) y Phoenix (2014) son las últimas— tenían un protagonista femenino, en esta ocasión Petzold narra desde el punto de vista del personaje masculino. Sin embargo, el guionista y director mantiene su propia estética, con escenarios austeros y con una fotografía de planos largos y escaso montaje.
Centra así la atención en los personajes. Estos se caracterizan por el deseo de comenzar una nueva vida; quieren dejar atrás las sombras del pasado y encontrar una felicidad duradera. Pero Petzold no revela las biografías completas de sus personajes; en estas aparecen siempre, por así decir, espacios en blanco, en parte gracias al uso de la elipsis.
También en su película actual, los personajes están marcados por esa búsqueda. Dice Petzold: «Las personas que pueblan En tránsito quieren volver a la corriente, a la brisa, al movimiento. Quieren tener una historia». Sin embargo, se encuentran atrapados entre el pasado y el presente, entre la historia que han perdido y la esperanza de una nueva y feliz existencia. Aunque la narración de En tránsito resulte más convencional que en sus anteriores filmes, Petzold sigue haciendo un cine minoritario.