Las novelas de Dennis Lehane (Boston, 1965) que han sido llevadas a la gran pantalla se caracterizan por trasmitir un cierto desasosiego, tras mostrar la alargada sombra del crimen en Mystic River, bajo la dirección de Clint Eastwood, o el dilema psicológico y moral en Adiós, pequeña, adiós, en el debut de Ben Affleck como realizador. Bajo el aspecto de thriller, estas –y la menos lograda Shutter Island, dirigida por Martin Scorsese– indagan en las consecuencias del mal.
Tras debutar como guionista en la prestigiosa serie The Wire, Lehane se presenta ahora como creador y coguionista de una serie basada en hechos reales. Encerrado con el diablo se caracteriza por una estructura narrativa compleja, pero nunca intrincada, que crea asimismo perturbación por acercar al espectador al alma de un psicópata, de un asesino en serie.
Dos tramas paralelas, en dos planos temporales –1993-1994 y 1996– introducen a los dos protagonistas de la serie: el joven traficante de drogas Jimmy Keene y el a primera vista simplón Larry Hall, a quien se acusa de haber asesinado a una serie de mujeres jóvenes. Gracias al soberbio manejo del tempo, el espectador no pierde la visión de conjunto pese a los saltos temporales –que también incluyen flashbacks– y el extenso número de personajes secundarios.
Lehane destaca asimismo por el uso de la elipsis; consigue crear un ambiente opresivo y escalofriante sin necesidad de caer en el voyeurismo. Esto puede decirse también del lenguaje soez, de la dosis de violencia y de breves escenas de sexo: aunque siguen estando presentes –incluso con cierta crudeza–, por el tono realista de la serie estos aspectos podrían haber resultado más escabrosos.
Gran parte de la atmósfera de la serie, al margen de la exquisita planificación y del uso de tonos fríos y deprimentes en el mundo carcelario, se debe también a la música del grupo británico Mogwai, con toda una gama de registros: desde música suave de piano hasta la propia del suspense, pasando por tonalidades sombrías. En el aspecto interpretativo destaca el desarrollo del personaje que Taron Egerton imprime a Jimmy Keene, y sobre todo la multitud de facetas, en parte contradictorias, con que Paul Walter Hauser bosqueja a Larry Hall. En papeles secundarios sobresalen el veterano Greg Kinnear, que juega con los clichés del género al dar vida a un agente del FBI, y sobre todo Ray Liotta, fallecido el 26 de mayo (el tercer episodio de la serie está dedicado a su memoria).
Gracias principalmente a la fotografía y al montaje, Encerrado con el diablo, superficialmente, parece tratar sobre un joven que se aventura a un peligroso pacto, pero en realidad busca asomarse al abismo de una mente enfermiza. Como en otras películas que se basan en novelas de Dennis Lehane, también aquí el mal tiene muchos rostros, incluso algunos aparentemente inofensivos.