Ganadora de 2 Oscars:
Actor secundario (Brad Pitt), Diseño de producción
Violencia, música y referencias cinematográficas: una vez más, Quentin Tarantino; su estilo es pura historia del cine contemporáneo y solo por eso merece la pena ser visto, porque es Tarantino.
Sin embargo, Érase una vez en… Hollywood no es ni de lejos de las mejores películas del cineasta. En esta ocasión, la trama se centra en el Hollywood de finales de los sesenta y está protagonizada por Leonardo DiCaprio y Brad Pitt, que encarnan, en formato buddy movie, a un actor de westerns televisivos y a su doble y mejor amigo.
Durante más de dos horas y media asistimos a una recreación perfecta de la época, a toda una lección de historia audiovisual: las series, las películas, los actores y cantantes míticos, los temas musicales, los productos de consumo y las noticias de Hollywood que conmocionaron al mundo, como el asesinato de la actriz Sharon Tate, mujer de Roman Polanski, a manos de los miembros de la “familia Manson”.
Esa torrencial lluvia de referencias será un divertimento seguro para los cinéfilos y sin duda también para los que eran jóvenes en los 70; pero aportará poco o nada al público general. Esto no hubiera sido un problema de haber tenido una buena historia entre manos, pero –y este es el mayor problema de la cinta– la trama es sorprendentemente lineal y plana, y no consigue levantar el vuelo prácticamente en ningún momento: le falta el ingenio que el director ha derrochado en otras ocasiones.