En el año 2016, John Landgraf, presidente de la cadena de televisión FX, acuñó el término peak TV (burbuja de series) para referirse al tsunami de producciones televisivas (ver artículo De la televisión a la carta al espectador compulsivo). En 2017 no han cambiado las cosas y se han producido más de 500 series. Para los críticos de televisión, resulta casi imposible hacer un seguimiento de todas, algunas de ellas con más de un centenar de capítulos. En este contexto, los finales de año son importantes para que los telespectadores acudan a esas famosas listas de lo mejor del año para conocer los títulos de las series más valiosas. En 2017 hay tres series que aparecen en casi todas las selecciones: This Is Us, Halt and Catch Fire y Feud: Bette and Joan.
1962. Los grandes estudios de Hollywood ven cómo la televisión aleja a muchos espectadores de las salas de cine. El star system ya no es suficiente. Ya no están Greta Garbo, Clark Gable o Rodolfo Valentino, y las nuevas generaciones no tienen el carisma de las anteriores. Pero aún quedan unos pocos supervivientes de ese Hollywood dorado que se resisten a saltar del barco. Cuatro de ellos unirán sus fuerzas para lograr un nuevo Oscar para sus vitrinas: el productor Jack Warner, el director Robert Aldrich y dos actrices que brillaron con intensidad en los años 30 y 40: Bette Davis y Joan Crafword.
Duelo de actrices
A la pequeña pantalla le faltaba una gran serie sobre Hollywood y ese hueco lo ha rellenado esta imponente producción de gran presupuesto y reparto estelar. Susan Sarandon y Jessica Lange tienen un regalo de historia en sus manos y lo aprovechan. Con su interpretación muestran cómo Bette Davis y Joan Crafword se respetaban y se odiaban, algo lógico en dos rivales en la pantalla de caracteres tan distintos. Por otro lado, Jack Warner (Stanley Tucci) y Robert Aldrich (Alfred Molina) son los que siembran cizaña en la relación entre las dos musas para lograr una película de terror incandescente: ¿Qué fue de Baby Jane? Con una historia así, sería fácil derivar hacia una serie histriónica, pero Sarandon y Lange (ambas nominadas a los Globos de Oro de este año) logran humanizar sus personajes. Sus retratos son decadentes y crueles, pero también conmovedores en su vulnerabilidad.
El creador de esta serie es Ryan Murphy, que abandona el extravagante y ofensivo estilo de Glee, Nip-Tuck o American Horror Story. Si hace un año logró prestigio y premios con la excelente American Crime Story: El pueblo contra O. J. Simpson, aquí hace un homenaje brillante a la caída del imperio de Hollywood. La planificación visual se apoya en tomas generales, con movimientos de cámara muy precisos para recrear toda la grandeza de los rodajes en estudio, de las mansiones de las estrellas, los restaurantes de lujo…
El director de fotografía es uno de los mejores que hay en el panorama televisivo y así lo ha demostrado en series como Breaking Bad, Homeland o American Horror Story. En esta ocasión acentúa los colores vivos de los vestuarios y las localizaciones con un diseño visual fascinante.
El guion de Tim Minear (Dollhouse, 9-1-1) y Gina Welch (Ray Donovan, Castle Rock) es un verdadero tesoro de sofisticación y creatividad. Sus diálogos recuerdan a los de Mad Men por la sutileza y elegante ironía con los que definen a personajes reales como Olivia de Havilland (Catherine Zeta-Jones), Joan Blondell, (Kathy Bates), Geraldine Page (Sarah Paulson) o la temible crítica de cine Hedda Hooper (Judy Davis).
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