Frida Kahlo nació en México en 1907. Hija de un judío alemán y de una mexicana. Su educación fue avanzada y liberal, especialmente para una mujer, en México y en esa época. Fue militante comunista desde su juventud. Un accidente de tranvía cuando tenía dieciocho años marcó su vida, que a partir de ese momento se convertiría en una larga lucha contra la enfermedad y el dolor. Durante la convalecencia comenzó a pintar. En 1929 se casó con el pintor Diego Rivera, también comunista, hombre divorciado y promiscuo. La pareja se prometería «lealtad, no fidelidad». Ambos hicieron un largo viaje a Estados Unidos, bastante traumático. También se describen los amores de Frida con Trotsky, refugiado político en México; su divorcio de Diego Rivera y su nuevo matrimonio con él mismo, así como sus exposiciones en París y México.
El guión de este segundo largometraje de Julie Taymor (Titus) ha sido elaborado a partir de la biografía de Frida Kahlo, escrita por Hayden Herrera. Frida Kahlo fue una mujer apasionada, llena de talento, que vivió amores tumultuosos con hombres y con mujeres, y que sufrió mucho. Personalidad exuberante que aborda todos los temas gratos a la hagiografía políticamente correcta: individualidad, egoísmo, aborto, amor libre, infidelidad, homosexualidad, progresismo social y un largo etcétera, entre los que cabe contar la pérdida de la fe católica.
Esta biografía tiene el interés de acercarse de una manera original al mundo pictórico de Frida. Poco después de su muerte un crítico escribió: «Es imposible separar su vida y su obra. Sus cuadros son su autobiografía». Frida pone en imágenes esta idea, de modo que su guión se centra en la difícil relación con Diego Rivera, y en cómo los diversos episodios de su vida con él son la fuente de inspiración de su pintura. Así, Julie Taymor crea un mundo visual y sonoro surrealista y mágico, capaz de seducir al espectador. Recordemos los temas recurrentes de la bañera y el pie, o la pintora cubierta de sangre tras su accidente, o los cuadros que cobran vida o la vida que semeja un cuadro; pensemos en esa recreación de King Kong antes del viaje a Estados Unidos, o el despliegue de colores que utiliza para iluminar el viaje a París.
Para una buena parte del público, Frida, que este año compite por seis estatuillas en Hollywood -la mayoría de ellas, técnicas-, supondrá, además del descubrimiento de la singular artista mexicana, el de la cineasta Julie Taymor. Frida es una obra de gran belleza plástica, sensual y con tendencia a los excesos, también sexuales, insistentes y explícitos. Está concebida para despertar admiración por el personaje, anulando casi la capacidad crítica del espectador.
Fernando Gil-Delgado