Enid y Rebecca, amigas inseparables, acaban de salir del instituto y tienen la vida por delante para «comerse el mundo». Miran al resto de los mortales por encima del hombro. ¡Hay tanta medianía y conformismo! Ellas quieren ser especiales. No tienen por qué ir a la universidad, o mudarse al barrio de moda, o… lo que sea, solo porque los demás también lo hacen. Afirmar su personalidad: eso desean a toda costa. Su encuentro con Seymour, un tipo excéntrico, anclado en la música y moda de los 50, cambiará sus vidas. Al principio parece una víctima propicia para sus bromas. Pero detrás de sus manías, Enid descubre a alguien sensible, que al menos tiene alguna meta no marcada por la dictadura de las masas.
Terry Zwigoff se dio a conocer con su documental Crumb, que relata la vida del célebre creador de cómics. Aquí sigue pegado al mundo de la viñeta, pues adapta un álbum de Daniel Clowes, que también ha intervenido en el ágil guión. El film es una ingeniosa diatriba contra el adocenamiento, con más de un punto de conexión con Election, de Alexander Payne. Sus críticas a lo políticamente correcto, encajadas en un divertido curso veraniego de arte, resultan certeras. El problema estriba en que no ofrece alternativas razonables. Habla de valentía y audacia al encarar el propio futuro, pero sin aclarar qué contenido se le podría dar. Thora Birch y Steve Buscemi están de Oscar: de momento ya tienen en el bolsillo sendas candidaturas a los Globos de Oro.
José María Aresté