La “comiquización” de la cultura popular parece una tendencia inagotable de los últimos años. Cine, televisión y videojuegos han entrado a explorar y explotar un universo ficcional que ya de por sí era propenso al reciclaje, la relectura y el relanzamiento. Durante décadas –basta con recordar que Batman nació en 1939, de la pluma de Bob Kane–, sellos como DC Comics y Marvel han ido ampliando la geografía emocional del superhéroe, aplicando vueltas de tuerca a sus psicologías, ensanchando sus mitologías, estableciendo paralelismos sociopolíticos, añadiendo espesor dramático en villanos y secundarios e, incluso, cruzando historias y protagonistas. En 2016, por anticipar un ejemplo señero, se estrenará en los cines un esperadísimo Batm…
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