Director: Lee Tamahori.Intérpretes: Rena Owen, Temuera Morrison, Mamaengaroa Kerr-Bell.
Tras la inicial impresión de un idílico cartel publicitario, la cámara va presentando a los siete componentes de una familia neozelandesa, pero en la miseria y el ruido de un suburbio maorí de Oackland, la capital de estas islas, que muestra la misma impronta de la subcultura consumista USA; la violencia de bandas juveniles armadas, el alcohol y la droga, el paro, el robo, el peligro de violación y otras tantas heridas físicas y morales atenazan a estos antiguos aborígenes de Nueva Zelanda, que no acaban de compaginar la civilización occidental con su rica cultura ancestral.
Sobre la novela del mismo título de Alan Duff, el guión y la inquieta cámara construyen una melodramática y desgarradora historia de superviviencia. Quien defiende los valores familiares, frente al atlético y débil marido y ante el mundo, es la mujer: la mujer en su principal función de madre, pero también como hija y hermana, y amiga. Un film que parece escrito a gritos, trepidante, de colores netos, de ritmo agitado, vigoroso, en el que casi todos sus actores son neozelandeses, y dan la vida en lo que dicen y hacen.
Resulta necesario mostrar violencia sexual y física; nada es superfluo y todo esencial, avasallador: ciertamente, de unos guerreros de hoy. Y si es insólito, hoy, un film con tan violenta y heroica defensa de la familia, sin embargo ha recibido, entre otros muchos, el premio del público en el Festival de Montreal 1994.
Pedro Antonio Urbina