El director japonés Hirokazu Koreeda entrega un film de samurái “cansado”, encuadrable en el género llamado jidaigeki. De este modo se aleja “años luz” del título de tono casi documental que le dio fama, Nadie sabe. En Hana parece más bien seguir la estela de su compatriota Yoji Yamada (El ocaso del samurái, The Hidden Blade) al contar con peculiar sentido del humor la historia de un samurái en horas bajas, al igual que el resto de sus compañeros, tras el haraquiri de su shogun.
Este guerrero crepuscular, que se dedica a dar clases, y que se enamora de una viuda con un niño, debería pensar en el modo de vengar la muerte de su padre. Se trata de una película un poco larga, que suena a vista, y donde existe para el espectador el riesgo de confundir personajes. Pero tiene su aquel, qué duda cabe.