Horton es un elefante bondadoso, travieso e imaginativo, que disfruta jugando con sus pequeños amigos en una frondosa selva. Hasta que un día escucha una debilísima llamada de socorro, procedente de una diminuta mota de polvo que flota en el aire. En la mota hay una ciudad, Villaquién, habitada por los divertidos y microscópicos Quién. Su líder es El Alcalde, un buen tipo, casado y padre de un hijo problemático y 96 hijas, al que nadie hace caso cuando asegura que la ciudad corre un grave peligro.
Mientras realizaban los efectos digitales de películas como El Club de la Lucha, Tigre y Dragón o Titán A.E., los Blue Sky Studios se asociaron con Fox Animation, y ganaron juntos el Oscar al mejor cortometraje de animación 1998 con Bunny. Después mantuvieron su exitosa colaboración en las estupendas Ice Age. La Edad de Hielo, Robots y Ice Age 2. El deshielo. Ahora vuelven a acertar con Horton, brillante adaptación de la novela infantil Horton Hears a Who!.
Cae muy bien esta comedia de animación en 3D, destinada a los más pequeños, pero plenamente disfrutable por espectadores de todas las edades. En primer lugar, sorprende gratamente su guión, quizá un poco ligero, pero ágil, lleno de personajes entrañables y diálogos hilarantes, y con una simpática reflexión sobre el valor de la solidaridad y la dignidad de cualquier ser humano. A esta idea, sintetizada en el significativo lema “Una persona es una persona, por muy pequeña que sea”, la propia película le otorga una dimensión trascendente y religiosa, mucho más atractiva que el rígido racionalismo materialista de la Sra. Canguro, que afirma que “todo lo que no se pueda ver, oír o sentir, sencillamente no existe”.
Por otra parte, la animación es de altísima calidad, sobre todo en lo referente a los gestos de los personajes, y supone un paso adelante respecto a la saga Ice Age. En este punto se aprecia especialmente la buena mano del codirector Jimmy Hayward, excelente animador procedente de Pixar, donde ha trabajado en todos sus largometrajes hasta Buscando a Nemo.