Un ambicioso y competente psiquiatra se enfrenta al reto de hacer hablar a un enmudecido estudioso de los gorilas, responsable de la muerte de varias personas en Uganda. El caso llevará al psiquiatra a replantearse el modo egoísta en que aborda su profesión y las relaciones con los demás.
Todo el mundo sabe que una buena historia puede contarse mil veces y no cansar: pero cuando las motivaciones no convencen (el ecologismo algo apolillado y tramposo no lo hace), la película pierde fuerza de modo inevitable. Así que sólo queda poner entre paréntesis la credibilidad del guión y ponerse a admirar la factura externa (música y fotografía mimadísimas) y el recital interpretativo. No basta, pero algo es algo.