Steve Buscemi encarna a Pierre Peters, periodista político en pleno declive, a quien su editor aleja de la actualidad de Washington y envía a un restaurante a la humillante tarea de entrevistar a una popular, bella y descerebrada actriz de culebrones llamada Katya (Sienna Miller). Ninguno de los dos tiene el más mínimo interés por la entrevista. Ella llega una hora tarde, él ignora todo de la actriz y de su carrera, y no le importa que se note. La entrevista termina antes de empezar, pero cuando salen del restaurante un accidente les reúne otra vez, ahora en el apartamento de Katya, donde la entrevista continuará, de otra manera, con otros niveles de franqueza y con sorpresas.
Buscemi es director, co-guionista e intérprete de este remake de la película del difunto Theo Van Gogh; la ha rodado con el equipo que en 2003 rodó el primer Interview, y con el estilo del original, haciendo tomas largas con tres cámaras a la vez: una para cada actor y la tercera para los planos generales. Pero Buscemi no ha realizado una copia servil; el personaje de Pierre Peters es suyo, debe mucho a su primer trabajo como director (Trees Lounge), y también, en el tratamiento de famosos, a su película Delirious.
Interview es un duelo interpretativo en el que dos grandes actores juegan un juego divertido y cruel; fuman, beben, flirtean, mienten, e intercambian continuamente los papeles de ratón y de gato; buscan aprovecharse del contrario y sorprender al espectador en una especie de cruce entre ¿Quién teme a Virginia Woolf? y La huella. Podría haber sido una gran obra, si tuviera más peso, pero se queda en la superficie de las cosas, ese mundo frívolo que denuncia.