Una versión de esta reseña se publicó en el servicio impreso 72/15
Woody Allen vuelve a explorar la condición humana, ahora a través de Abe, profesor de filosofía que ha tocado fondo existencialmente, no encuentra gusto en los estudios ni en el aula, e incluso no está a la altura de su fama de mujeriego. La noticia de una injusticia, y su afán de resolverla de modo drástico, le convierten en un hombre nuevo, optimista, resolutivo. La duda es si tal transformación no resultará efímera.
Es encomiable la capacidad de trabajo de Allen, que entrega una película al año con puntualidad casi kantiana. Y lo que hace nunca carece de interés, ni cuando se encuentra menos inspirado. Irrational Man no es de sus mejores filmes, y el problema no estriba …
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