Harrison Ford fue el primero en interpretar al analista de la CIA Jack Ryan en Juego de patriotas (1992) y Peligro inminente (1994), ambas dirigidas por Phillip Noyce. Hasta llegar a la serie de Amazon Prime, brillantemente protagonizada por John Krasinsky (13 horas: Los soldados secretos de Bengasi, Un lugar tranquilo), y estrenada en 2018, hubo otros intentos en cine, pero ninguno llegó a consolidarse.
Esta ficción televisiva tuvo una primera temporada que lograba recuperar el drama interior original del personaje de Tom Clancy, además de ofrecer una trama inteligente y adictiva. Sin embargo, la segunda temporada, centrada en un conflicto en Venezuela, carecía de verosimilitud y ritmo. La nueva temporada recupera el ritmo de la primera, aunque sin llegar a desarrollar todo lo que podría el arco dramático de los personajes, a pesar de incorporar a una de las mejores actrices alemanas del momento: Nina Hoss (Barbara, Phoenix). La trama tiene a Rusia como protagonista, con la eterna amenaza de la bomba atómica como telón de fondo.
Los creadores y guionistas de la serie son veteranos en los que se puede confiar. Carlton Cuse (Motel Bates, The Returned) y Graham Roland (Fringe, Perdidos) saben medir los tiempos para que la acción sea a la vez envolvente y coherente con los servicios secretos de primer nivel mundial. Algo que no sucede, por ejemplo, con la promocionada y aburrida, por trivial, La lista final, también en Amazon Prime.
Jack Ryan es un ejemplo de entretenimiento para un público mayoritario, que ofrece espectáculo sin recurrir a la violencia desatada o al cliché de frivolidad que suele acompañar a las historias de espías. Además, hay algunas nociones sobre estrategia militar internacional que ya resultaban fascinantes en la literatura de Clancy y que, hoy en día, resultan más actuales que nunca, con Rusia intentando no perder una posición privilegiada de influencia mundial.
