Todo buen aficionado a las series sabe que hay algunas que requieren tiempo. En el caso de Justified, el episodio piloto no es especialmente brillante pero la evolución de la historia es magistral. Tanto es así, que la última temporada (la cuarta, ya emitida íntegramente en Estados Unidos) es considerada uno de los hallazgos televisivos de los últimos años a pesar de que los grandes premios de la industria la hayan ignorado.
Estamos en la década de los 90 y hay un nuevo sheriff en Kentucky. No lleva caballo, pero sí sombrero. Raylan Givens es un personaje creado por el novelista Elmore Leonard (El tren de las 3:10, Cómo conquistar Hollywood, Jackie Brown), que murió el pasado 20 de agosto a los 87 años de edad. Givens se caracteriza por escoger el momento y la palabra adecuada. Después de muchos años lejos de Kentucky, trabajando para el FBI, vuelve forzosamente a su tierra natal tras ser acusado de matar a un hombre. En su opinión fue una muerte justified (justificada), pero no todos ven las cosas como Raylan Gives. Quizás por eso, solo él lleva sombrero.
Elementos del western y del cine negro
El alma de Justified, junto con el fallecido Elmore Leonard, es Graham Yost, creador y guionista habitual de la serie, un hombre de televisión ganador de dos Emmys por sus colaboraciones con Steven Spielberg (The Pacific, Hermanos de Sangre), con el que también ha trabajado en Falling Skies. Gran parte de su mérito es la evolución de la historia: permite que los personajes y conflictos se desarrollen lentamente sin caer en inercias o puntos muertos, mezclando elementos del western y el cine negro, con personajes poliédricos y diálogos certeros, sugerentes y concisos, en algún momento acompañados de una ironía sutil y divertida.
Justified tiene un estilo muy personal, representado por el carisma de los dos protagonistas: Timothy Olyphant (conocido sobre todo por ser uno de los “malos” más inquietantes de los últimos años en La Jungla 4.0) y Walton Goggins (al que hemos podido ver en papeles cortos en Django desencadenado y la serie Hijos de la Anarquía). La relación entre el delincuente que prefiere el lanzamisiles al Winchester 73 y el sheriff alternativo es el motor de la serie. En el fondo, los dos personajes se necesitan mutuamente para sobrevivir en el Kentucky de la corrupción, los skins y el narcotráfico.
También resulta interesante el conflicto entre las dos mujeres de Raylan: su exesposa Winona (interpretada por Natalie Zea) y su amor de adolescencia Ava (Joelle Carter). Las dos mujeres tienen una personalidad muy marcada, capaz de hacer tambalearse al imperturbable Raylan. La presentación de las dos en el episodio piloto es un ejemplo de cómo bastan pocas líneas de diálogo para perfilar con talento a dos grandes personajes. Aunque hay un exceso de erotismo en sus relaciones con el protagonista (en algunos momentos bastante forzado), se agradece que los directores de la serie no se apunten a la tendencia de otras cadenas de conceder muchos minutos al sexo explícito.
Los personajes secundarios también enriquecen la serie, especialmente Mags, interpretada por Margo Martindale. Esta madre sin escrúpulos del incompetente clan del negocio de la marihuana en Kentucky llega a ser el personaje más maquiavélico y temido por el mismísimo Raylan. Resulta lógico que con este trabajo, Martindale lograse un merecido Emmy en 2011.
El compositor televisivo Steve Porcaro (Raines, Sentinel) se adapta el tono pausado de la serie con una música que destaca los aspectos más dramáticos de los personajes. Se agradece el silencio en los momentos de violencia rápida, contundente y creíble, así como la utilización de canciones del country moderno como la insertada en los créditos (“Long Hard Times To Come” del grupo Gangstagrass) o la magnífica “You’ll Never Leave Harlan Alive” de Brad Paisley, que cierra de manera magistral la segunda temporada.