Lo que ha hecho Movistar+ con los seis capítulos de 25 minutos que conforman esta serie es un logro encomiable. Lo es porque hacer una comedia inteligente, desternillante, aguda, ingeniosa y amena es mucho. Pero si, además, la serie se acerca a la historia de Roma con un humor sólidamente fundado en la documentación sobre el siglo I antes de Cristo y el buen trabajo de los directores de arte hace que todo sea creíble, la admiración crece. Porque en esta serie, cuanto más sabes de historia de Roma, más te ríes.
Dicen que no hay nada más difícil de escribir que una buena comedia. Justo antes de Cristo está magníficamente escrita y estupendamente dirigida. Que los personajes sean muy buenos ya es mucho. Pero es que la serie de Pepón Montero y Juan Maidagán (Cámera Café) tiene una trama y unas subtramas chispeantes que evitan la consabida comedia de situación, con momentos muy divertidos pero muchos problemas de continuidad por falta de trama.
Chispa y equilibrio
La serie tiene un equilibrio muy logrado porque las aventuras de Manio Sempronio y su esclavo Agorastocles tienen mucha chispa en los conflictos, unos diálogos de una escritura habilísima y una dirección de actores soberbia. La llegada de los protagonistas al campamento romano en Tracia es memorable, sí. Pero aun más me lo parece la entrada en la historia de Cecilia, la hija del general al mando. Y su hija Tracia, experta en estrategia militar, es un hallazgo ovacionable.
La serie contiene alguno de los mejores capítulos de una serie cómica hechos en España. Es más, seamos ecuánimes: no hay ninguna serie cómica en 2019 mejor que ella a nivel internacional.
Poner Justo antes de Cristo a la sombra de los Monthy Pyton es haber oído campanas y no tener ni idea de la procesión. La serie de Montero y Maidagán no ofende, no es cínica, controla en todo momento la sátira para que no se desmelene, usa admirablemente la elipsis, sabe ser gamberra sin caer en el desmadre ofensivo, prescinde de la obscenidad. En suma, una gratísima sorpresa. Ojalá muchos la vean para comprobar que se puede hacer humor del bueno sin recurrir al chiste fácil, a la zafiedad, al lugar común, a la sal gruesa y a la marcianada descerebrada. Es de esas escasas series que puedes ver con alumnos de bachillerato o universitarios sin que pases vergüenza. Riendo y comentado cómo los romanos hacían teatro cómico sobre ellos mismos.
“Justo antes de Cristo” muestra que se puede hacer humor del bueno sin recurrir al chiste fácil ni a la zafiedad
Termino con el recuerdo tronchante del arranque del capítulo La patrulla perdida, que sirve para alabar el magnífico vestuario. Las escenas rodadas en la sierra de Guadarrama lucen estupendamente. La calidad del set de 3.000 metros cuadrados que se montó para crear el campamento romano es muy destacable. Es magistral la intervención de la esclava que interpreta Bárbara Santa-Cruz en el último capitulo. El gag de la cabeza del Lobo hace que cualquiera que conozca la Pedriza de Manzanares estalle en carcajadas. Lo de las sandalias es tan bueno…
Julián López, con esa nariz tan romana, hace un trabajo que no sería tan bueno si no contase con las réplicas de unos actores que hacen de sus personajes creaciones memorables por pequeñas que sean sus intervenciones. El guión se escribió hace quince años. Esperemos que los capítulos restantes, seis más, conserven las virtudes descritas.