A estas alturas, nadie espera grandes sorpresas de las películas protagonizadas por Meg Ryan. Aunque también ha demostrado su capacidad para el drama, desde hace años se ha especializado en comedias románticas de estilo clásico y tono amable. Otra de esas películas es Kate & Leopold, que añade a la fórmula típica un sugestivo toque fantástico y un lúcido elogio de las buenas maneras.
Estas buenas maneras las encarna en grado sumo Leopold, Duque de Albany, un apuesto, elegante y liberal treintañero del Nueva York de 1876. Él está fascinado por la cultura y el progreso científico, pero las deudas y su tío le obligan a procurar matrimonio con una chica rica, aunque sea fea y ruda. De su peliaguda situación le saca un caótico científico actual, que transporta accidentalmente a Leopold por una brecha temporal hasta el Nueva York de 2001. Una vez allí, su caballerosa actitud revoluciona todo a su alrededor y gana el amor de Kate, una agresiva ejecutiva de marketing que hace años dejó de creer en los cuentos de hadas.
La fluida puesta en escena de James Mangold (Cop Land) y todas las interpretaciones -sobre todo la de Hugh Jackman- resultan muy frescas. Probablemente, la clave de esa virtud radica en un sólido guión de hechuras muy clásicas, con diálogos jugosos, cultos y literariamente valiosos; sobrio y eficaz en sus numerosos golpes de humor, y bastante profundo en su decidido elogio de la integridad moral, el amor comprometido y la elegancia, frente al cinismo, el hedonismo y la vulgaridad. Todo esto y la espléndida canción Until, de Sting -ganadora del Globo de Oro y candidata al Oscar-, dan entidad a una trama previsible y a veces irregular.
Jerónimo José Martín
