Director: Zhang Yimou. Guión: Shu Ping. Intérpretes: Jiang Wen, Li Baotian, Qu Ying, Ge You. 95 min. Jóvenes-adultos.
Ni la propaganda hace justicia a esta película: resume su… mensaje, por así decir, en esta frase que dice en ella un joven policía, deseoso de que haya paz entre el protagonista y su ofensor: «Si los países pueden sentarse y negociar, ¿por qué no vosotros?». Es, ciertamente, la humillante ofensa y el deseo de venganza una de las líneas fuertes de la historia, pero no la única.
La crítica internacional -el film se presentó en los Festivales de Venecia y de San Sebastián- ha hablado de divertidísima comedia y de dura crítica a la China contemporánea. Es cierto, pero también que Zhang Yimou (Sorgo rojo, La linterna roja, Vivir) habla en su cine un lenguaje universal -sus obras son universales y ésta lo es-: habla del ser humano y de sus bajas pasiones y de sus virtudes, que -como dice el mismo Yimou- «es lo que permite al cine atravesar fronteras», unificar «a gente de todos los lugares». No sólo hace una crítica feroz de la China contemporánea, consumista, materializada, sino de todo el mundo de hoy. Y, por eso, si la crítica es feroz, y profunda, no puede verse sólo como una divertidísima comedia. A no ser que se ponga en ella una frivolísima mirada.
Zhang Yimou ha cambiado su cine. Ahora ya no es el acostumbrado de una historia de viejas tradiciones chinas, de ritmo lento, en que se entremezclan lírica y dramatismo con bellas y exóticas imágenes… Keep Cool es un film trepidante, con una historia muy de hoy, con imágenes de paisajes urbanos, y vestuario y costumbres tan contemporáneos, que podrían referirse a cualquier lugar asépticamente moderno.
Xiao persigue a An en bicicleta por las ruidosas y atestadas calles de Pekín: la cámara da saltos y corre tras ellos o les adelanta. Uno casi se marea en ese vértigo de imágenes rotas y temblequeantes. Ha empezado otra, muy otra, película de Zhang Yimou.
Xiao es un joven librero, un poco simple, fuertote, que pierde la cabeza cuando la jovencita An le deja por un rico hombre de negocios turbios. ¿Quién es An?: la voz en off de su madre -a la que no veremos nunca-, mientras An se arregla y se cambia de vestido por enésima vez, le dice algo así: «Hija mía, no puedes seguir llevando esta vida tan vacía; no haces más que pintarte e ir de compras». El hermético silencio de An corta toda comunicación con la sensatez, con más fuerza que el estrépito de una puerta. (Con este eficaz recurso expresivo, Yimou deja completamente definido este personaje).
An está dispuesta a ofrecer su cuerpo a Xiao con tal de que la deje en paz. No es tanto eso, y así, lo que Xiao quiere… Sea lo que sea, los gorilas del hombre de negocios turbios dan una soberana paliza en plena calle al pobre Xiao, quien, furioso y ciego, se defiende con un ordenador portátil -que destroza- del profesor Zhang, que pasaba por allí…
Presentados los personajes, se complica el enredo con las cuerdas de la pasión sexual, del ansia de poder, del afán de dinero, del odio y la violencia, del orgullo…, cuerdas pintadas de los colores vivos de la comedia, situaciones y diálogos plenos de humor, ritmo acelerado y vibrante… Desenreda el nudo de víboras y se libera de él todo aquel que quiera, con serenidad (keep cool), entrar en el mundo -contemporáneo y siempre más moderno- de la paz y el amor. Es el viejo Zhang Yimou y el Zhang Yimou nuevo.
Pedro Antonio Urbina