Hasta la fecha, cineasta el bilbaíno Enrique Urbizu había dirigido tres mediocres comedietas -Tu novia está loca, Cómo ser feliz y disfrutarlo, y Cuernos de mujer- y un fallido thriller de intriga y acción: Cachito. Ahora repite con mejor suerte esa última fórmula en La caja 507, un film policiaco al estilo Hollywood, pero enraizado en la actual realidad social española.
Inspirada en diversos hechos reales, la trama se desarrolla en una localidad de la Costa del Sol. Allí, unos atracadores revientan las cajas de seguridad de un banco y dejan encerrado en él a Modesto, el honrado director de la sucursal. Unos papeles de la caja de seguridad 507 le hacen ver que la muerte de su hija, acaecida hace años, no fue accidental, sino consecuencia de una turbia trama inmobiliaria, en la que participan empresarios, políticos, la mafia italiana y hasta policías. Mientras Rafael, el líder de esos policías corruptos, busca los papeles encontrados por Modesto, éste inicia una sinuosa y cruel venganza.
El guión dosifica hábilmente la intriga, Resines y Colorado encarnan muy bien a sus personajes y la puesta en escena ofrece una esmerada planificación y varias secuencias de acción resueltas con impactante frialdad. Sin embargo, la historia suena a tópica y no ahonda casi nada en los conflictos morales de los personajes. Además, su violentísimo desenlace resulta muy desagradable.
Jerónimo José Martín