Director: John McNaughton. Intérpretes: Robert De Niro, Bill Murray, Uma Thurman.
Aun cuando el director ha realizado otros trabajos, sin duda el más valioso -aunque minoritario- es Henry, retrato de un asesino: una sobria y patética reconstrucción de una terrible historia real.
La chica del gangster es otra cosa: entra en los canales comerciales. Producida por Martin Scorsese, y con un equipo técnico y artístico seguro, McNaughton paga tributo, también, con la escena de cama que suponen imprescindible y, más que un borrón en el cuaderno, se le vuelca todo el tintero sobre la película.
Es cierto que el argumento podría haberse convertido en otra desgarrada historia como Henry, pero está tratado con aire de comedia. Un policía tímido (Robert De Niro), en su encuentro con un asesino, salva a otro hombre que resulta ser un gangster (Bill Murray). Éste, reconocido, le presta por una semana a una de sus chicas jóvenes (Uma Thurman). La película es el proceso y consecuencias de esta prepotente y humillante acción; bien que en la frontera del humor, de la violencia edulcorada y del amor sin dolor.
Se vislumbra lo que podría haber dado de sí en clave de cine negro la difícil amistad del policía y el gangster, la insegura dedicación amorosa del solitario policía hacia la chica… Pero los actores hacen, y muy bien, otra cosa, porque la película va por el lado del entretenimiento y de la facilidad sin aristas. Cabe hablar de buen oficio, no de gran interpretación, porque no hay grandes personajes. El director también se mueve con sobrada soltura, aunque a veces parece que se cansa de mantener el hilo de una obra menor. En conjunto resulta una muy peculiar comedia con clase. Algo así como si se contratara a un Nobel de Química para que sazonase una ensalada.
Pedro Antonio Urbina