Director y guionista: David Riker. Intérpretes: Fernando Reyes, Marcos Martínez, Leticia Herrera. 88 min. Adultos.
Cuatro situaciones de inmigrantes mexicanos en Nueva York. Distintas y autónomas, las une la ciudad y su lamentable situación, así como un color negro y blanco envejecido, y un ritmo arrastrado como un lamento.
La película fue rodada de 1992 a 1999. Distintas localizaciones y distintos actores para cada anécdota de desarraigo e injusticia. Penuria de medios y, sin embargo, una eficacia grande en transmitir el dolor de quienes así sufren. Actores que no lo son, sino todos inmigrantes mexicanos que interpretan, sin técnica actoral, con naturalidad visceral, lo que han vivido, ellos u otros compatriotas.
Es un cine escueto que reúne el buen decir del cine antiguo; es el suyo un estilo casi clásico, como ciertas películas japonesas, casi hieráticas, casi mudas; como ciertas películas mexicanas de Buñuel; como algunas películas magníficas de serie B. Transmite, acerca, implica; es un cine que compromete en su honda sencillez y grandeza humanas.
Pedro Antonio Urbina