Nicolás, inventor de juguetes, encuentra en un viaje de avión a una mujer y a su hijo. De ambos queda inmediatamente prendado. La mujer es Ingrid, una joven viuda francesa que ha perdido recientemente a su marido, un capitán de aviación muerto en Irak. Ingrid es ornitóloga y se establece en Cataluña con su hijo de 8 años, un fantasioso y pedante crío. Lo que parece una plácida historia de amor se complica por la inexplicable actitud de Ingrid. Es entonces cuando aparece Sezar, una inmigrante argelina que trabaja de cajera en el supermercado donde suele comprar Nicolás.
El productor de las tres primeras películas de Amenábar vuelve a la dirección con una película muy floja que desperdicia el indudable talento de los dos grandes actores protagonistas y de un gran equipo técnico. Cuerda («La lengua de las mariposas») adapta una novela del francés Didier Van Cauwelaert con tal énfasis ideológico que todo suena a falsete, a discursito de laboratorio, a programa de partido político. La ridícula insistencia en los desnudos y la torpeza zafia de algunos diálogos evidencian la impotencia de una película rota, pedante, cursi y arbitraria. Hubiera bastado una actitud menos sesgada para que la historia tuviese la humanidad que nunca tiene.
Alberto Fijo