Recrear la historia al capricho de corrientes modernas se ha convertido en un discutible sello de sofisticación. Películas como María Antonieta, La favorita o María, reina de Escocia, y series del perfil de Catalina la Grande o The Great, acumulan comportamientos esperpénticos con abundantes dosis de morbo.
Ahora le toca el turno a Sissi, la desgraciada emperatriz austríaca, memorable para el gran público gracias a las delicadas interpretaciones de Romy Schneider en los años 50. Han pasado 70 años desde esas películas y ahora esa mujer sigue siendo infeliz, pero también es transgresora, adicta a las drogas y lasciva.
Vicky Krieps (una actriz con magnetismo, como ya demostró en El hilo invisible) fue premiada por esta interpretación en el úl…
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