La gran mentira es una obra literaria que el guionista Jeffrey Hatcher no ha logrado trasladar bien a la gran pantalla. Un thriller como este en el que nada es lo que parece, necesita un guion a prueba de bomba, y no es el caso. Por otra parte, la historia comienza casi como comedia, lo que es bastante canónico, pero se oscurece progresivamente hasta hacerse irreconocible.
Pero también hay que reconocerle sus méritos, y La gran mentira tiene una trama razonablemente interesante; una escena de suspense magníficamente orquestada en el metro de Charing Cross y, muy especialmente, el tándem protagonista: Helen Mirren, Ian McKellen, que da gusto ver en acción a lo largo de toda la película.