Comedia negra y vitriólica basada en hechos reales: un maniobrero e impresentable congresista de Texas que logra fondos para armar a los mujaidines afganos en su lucha contra los rusos a final de los ochenta. Está sembrada de diálogos afilados y sarcásticos made in Aaron Sorkin (el padre de la muy brillante serie El ala oeste de la Casa Blanca y guionista de Algunos hombre buenos y El presidente y Miss Wade), un guionista inteligente al que terminan traicionándole unos aires de superioridad intelectual y moral que resultan cargantes.
El trío protagonista (tres ganadores del Oscar) se echa a la espalda una película con situaciones logradas y chispeantes… que funcionan muy bien en una serie de TV, pero cuya acumulación en un largometraje termina debilitando su estructura y su progresión. Además no se entiende bien el afán por dejar en buen lugar al tal Wilson y el afán por eliminar a cualquier personaje medianamente honrado (no vaya a ser que alguien piense que hay gente decente en la vida política norteamericana). Hay varias situaciones escabrosas en las que sobra complacencia por parte de Nichols, siempre mediocre como realizador. Y también otras secuencias desternillantes.
Julia Roberts es tan buena actriz que logra que en esta película el espectador la odie. Seymour Hoffman es ideal para su personaje asqueado y cínico, mientras Tom Hanks no tiene problemas para encarnar al congresista tejano.
El mensaje final de la película rezuma simpleza y populismo, parece una pancarta fuera de lugar. Las cosas no son tan sencillas, Mr. Sorkin.