Director: Per Fly. Guión: Per Fly, Kim Leona, Mogens Rukov y Dorte Høgh. Intérpretes: Ulrich Thomsen, Lisa Werlinder, Ghita Nørby. 107 min. Adultos.
Segunda parte de una pretendida trilogía sobre la sociedad danesa. En la primera, Bänken (2000), el danés de 43 años Per Fly contó una historia de empleados. En La herencia les toca a los empleadores.
Christoffer es dueño de un restaurante en Estocolmo y está felizmente casado con una actriz de teatro sueca. Su vida y sus relaciones sufren un cambio radical cuando debe volver a Dinamarca para hacerse cargo de la industria de su familia. La planta siderúrgica y los hogares serán escenario de una despiadada lucha por el poder.
El actor danés Ulrich Thomsen (Celebración) lidera una película muy correcta y sugestiva, pero nunca especialmente brillante desde el punto de vista narrativo, quizás por una excesiva acumulación de información. No fue ésa la apreciación del Jurado del pasado Festival de San Sebastián, que le concedió el premio al mejor guión. Las casi dos horas de metraje retratan, con saltos temporales, los dilemas éticos a los que se enfrenta un empresario en el juego de la competencia capitalista, con toda su parafernalia de fusiones, opas y reconversiones.
Quizás la trama empresarial está mejor llevada que la peripecia personal y familiar del atribulado Christoffer. En este sentido Fly procura huir de maniqueísmos en su retrato del management, cosa que no le ocurre en los retratos de la familia propietaria y del matrimonio del protagonista. Quizás este último ámbito es el menos conseguido.
Alberto Fijo