Una experta tasadora desaparece de forma misteriosa mientras trabaja en la mansión Valdemar, una casa donde un joven matrimonio vivió en 1880 una experiencia aterradora.
El realizador español José Luis Alemán ha querido en su ópera prima condensar parte del universo de Lovecraft en una superproducción de terror psicológico que se entrega en dos partes (la segunda se estrenará en octubre). Aunque la historia no es novedosa, se sigue con interés y los lectores de Lovecraft encontrarán muchos personajes y claves de su obra.
El esfuerzo de producción, la cuidada escenografía y el empeño por hacer las cosas bien se notan en cada fotograma. Donde flaquea Alemán es en la escritura de diálogos: a la cinta le pesa mucho su herencia literaria y hay momentos en que la sensación de irrealidad no viene de la historia sino del modo en el que hablan los personajes.
En cualquier caso, habrá que esperar a la segunda parte para valorar el conjunto de una película que, a pesar de estos fallos, tiene su interés: es una superproducción española de 13 millones de euros realizada sin subvenciones. Fue el último trabajo del actor español Paul Naschy, fallecido en noviembre pasado.
