En la Inglaterra de final del siglo XVIII, la joven Jane Austen (1775-1817), hija de un pastor anglicano, la séptima de ocho hermanos, vive en el campo una vida sencilla y apacible. Sus padres, siguiendo las costumbres de la época, quieren concertarle un buen matrimonio que le asegure el futuro. En la ordenada vida de la inteligente y sensible Jane irrumpe Tom Lefroy (bien interpretado por el escocés James McAvoy), un joven abogado irlandés que se ha establecido en Londres, arrogante, estirado y jaranero.
Cuidada producción británica con participación de la BBC que, siguiendo una larga tradición, cuenta con una ambientación lograda y un relato ameno e interesante. Se trata de hablar de la vida de la muy célebre escritora y de establecer vínculos con sus novelas que permitan extraer consecuencias.
Hay que reconocer que las novelas de Austen (y las películas en ellas inspiradas) son mucho mejores que esta película digna, sí, pero no especialmente lograda.
La vivaz Anne Hathaway tiene carisma (menudo esfuerzo el suyo para lograr un inglés estupendo, sin acento americano) y gracias a ella rechinan menos los errores y la falta de matices de un guión tosco que, por un lado, no termina de entender la mentalidad de una época bien distinta a la nuestra y que, por otro, es demasiado evidente, televisivo, en el peor sentido de la expresión. De hecho, el director y los guionistas proceden de la TV. Jarrold ya ha rodado Retorno a Brideshead con Emma Thompson en el papel de Lady Marchmain.
La joven Jane Austen, con un presupuesto de 16,5 millones de dólares, ha sido distribuida por Miramax en USA y ha recaudado 18 millones, con lo que parece claro el acierto de casting al contratar a una actriz norteamericana para un personaje que forma parte de la quintaesencia británica. En Gran Bretaña, la película ha hecho mucho menos, 6,6 millones de libras. Ya se prepara una serie de la BBC que cuenta lo mismo, titulada Miss Austen Regrets, protagonizada por la actriz londinense Olivia Williams (El sexto sentido, Tara Road).