Las comparaciones son odiosas, dice la voz popular. Todo crítico –y muchos cinéfilos– no pueden menos que comparar La mujer en la ventana con el clásico de Alfred Hitchcock La ventana indiscreta, pues el argumento podría hacer pensar en un remake de este, e incluso el director Joe Wright cita el filme de Hitchcock expresamente.
Aquí, la película de Joe Wright no puede sino perder: por mucha intriga claustrofóbica que quiere crear a partir de la agorafobia que sufre una traumatizada psicóloga infantil que observa un crimen desde su ventana, siempre quedará lejos del maestro del suspense. Que se lo digan, por solo poner un ejemplo, a Steven Soderbergh con su Solaris, el remake del clásico de Andréi Tarkovski.
Sin embargo, en la plataforma Netflix, La mujer en la ventana se encuentra entre las películas actualmente más vistas: ¿quizá porque muchos de los espectadores no conocen el filme clásico? Al margen de las citas de Hitchcock –que no se agotan en la película mencionada–, los productores han conseguido crear un ambiente entre elegante y opresivo, al diseñar el apartamento de la protagonista y las fachadas de casas que esta observa. La música es bastante aceptable. La actuación de Amy Adams consigue mantener el interés.
El defecto de la película de Wright es, sin embargo, dar primacía a giros de la acción –algunos, un tanto torpes– sobre lo atmosférico, que en el género del suspense es el principal protagonista.