El Padrino es un ejemplo inequívoco de cómo el cine puede conseguir arte imperecedero. Su producción fue una auténtica odisea: desde la demorada escritura del guion hasta las peleas intestinas con la productora por asuntos económicos, pasando por la intromisión en el rodaje de la mafia italoamericana de Nueva York. Todo eso nos narra esta apasionante serie, y cómo la tozudez de su novel productor, Al Ruddy; la fe de su valedor, Bob Evans, y la lucidez de Francis Ford Coppola consiguieron plasmar en esas tres horas de película un éxito rotundo para la crítica y el público.
El guion contrapone apropiadas elipsis que aligeran la trama con convenientes pausas narrativas (diálogos, largas secuencias…), buscando no solo centrarse en la trama, que es apasionante, sino desarrollando un arco dramático de personajes con los que empatizamos en sus motivaciones, sus dramas o ambiciones. La serie está basada en el libro del propio Al Ruddy, pero su creador, Michael Tolkin (El juego de Hollywood, Fuga en Dannemora), y el resto de los guionistas hacen un trabajo formidable.
La cena italiana que celebran Coppola y Ruddy con todos los actores, una vez cerrado el casting, es magistral; una demostración de la inmersión en sus papeles de dos de los mejores actores del Método, como son Marlon Brando y Al Pacino, y de la complicidad entre el director y el productor de la película, quienes se dan cuenta de que tienen oro en sus manos. A su vez, la profunda amistad que van fraguando Ruddy y el mafioso Joe Colombo es delicada y compleja. Y cómo se cuenta el rodaje de la escena del restaurante de El Padrino hace honor a una de las mejores secuencias de la historia del cine.
El reparto es modélico, no solo en el parecido físico con los personajes reales que interpretan. Especialmente brillantes están Miles Teller (Top Gun Maverick), que desde Whiplash no había realizado un papel protagonista relevante; el británico Matthew Goode (Match Point), en el papel del visceral Bob Evans, y Justin Chambers (El mosquetero), que compone modélicamente al indomable Marlon Brando.
