Director: Luis Puenzo. Intérpretes: William Hurt, Sandrine Bonnaire, Robert Duvall.
Una pareja de periodistas se ve obligada a permanecer en Orán, donde se ha declarado la peste; reaccionan de modo diverso ante la situación. Un médico ateo juzga un sin sentido la muerte de inocentes, y un absurdo ver el dolor como castigo de Dios; un sacerdote católico inicialmente le replica, luego sucumbe: desconfía de Dios y se suicida.
Hay más ramificaciones, que no son del caso, porque la misma película, toda ella, no es del caso, es un error. El guión no consigue siquiera continuidad en la historia, ni traza mínimamente los caracteres y sus motivaciones. El larguísimo metraje es un sucederse inconexo de escenas.
La novela de Albert Camus, desde su ciega perspectiva atea, puede quizá plantear cierto interés en su desesperación humana; Luis Puenzo no plantea nada, aburre.
Pedro Antonio Urbina