Oscuros intereses inmobiliarios amenazan con derribar la valiosa iglesia barroca de Nuestra Señora de las Lágrimas, en Sevilla, valientemente defendida por una aristócrata y un anciano sacerdote. La situación se hace insostenible cuando dos personas mueren dentro del templo en extrañas circunstancias y cuando un hacker se infiltra en el ordenador del Papa, y le avisa de que la vieja iglesia sevillana “mata para defenderse”. Entonces, el Santo Padre encarga la investigación del delicado asunto a Mons. Spada, de la Secretaría de Estado, que manda a Sevilla a su mejor agente, el padre Lorenzo Quart, con licencia para hacer lo que haga falta.
Algunos afirman que esta película es menos anticlerical que la novela de Arturo Pérez-Reverte. En cualquier caso, está bien interpretada por un reparto notable, aunque no siempre aprovechado. Por otra parte, el colombiano Sergio Dow (El día que me quieras) rueda sin mucho vigor pero con fluidez este cóctel de acción, intriga y melodrama. Y, como siempre, la música de Roque Baños acompaña muy bien los saltos de género.
Pero esos elogiables esfuerzos en ningún momento hacen creíble un guion embarullado y simplón, plagado de apolillados clichés sobre la Iglesia católica –convertida en una grotesca multinacional de la fe– y a veces ridículo en su retrato de una especie de guaperas 007 con alzacuellos, frío, impasible, violento… y enamoradizo.