Un brutal atentado contra una zona residencial de Riad habitada por empleados de una compañía petrolífera. Mueren decenas de ciudadanos estadounidenses y cuatro agentes del FBI llegan a Arabia para ayudar a la policía saudí. La tarea será compleja por las mutuas reticencias entre los policías de ambos países.
Michael Mann produce este thriller de tosco guión mediocremente realizado por el actor neoyorquino Peter Berg, que dirige su cuarta película, precedida de títulos deleznables como la comedia negra Very Bad Things. Parece como si Berg hubiera gastado todas sus energías en las aparatosas secuencias de acción mientras descuida las tramas personales de una historia deslavazada, sensiblera y superficial, escrita por el autor del guión de la más interesante Leones por corderos.
El tono semi-documental que utiliza Berg es desconcertante y hace que la primera parte de la cinta sea sencillamente agotadora, por la cantidad de rótulos que hay que leer. El inicialmente atractivo reparto está bastante mal porque los personajes son tan arquetípicos que no hay manera de insuflarles un poco de vida. En fin, una película que podría haber dado mucho de sí y queda en algo parecido a un TV movie cara.