Cuando Wilbur era un cerdo recién nacido, Fer, la risueña hija del granjero, lo salvó de morir sacrificado. El animal se convierte en una original mascota, pero con el paso de los días va creciendo y, si nadie lo remedia, acabará convertido en bacon. Carlota es una araña que tejerá en su tela una serie de palabras para evitar el triste destino de Wilbur.
Después de una corta pero intensa carrera como productor —con algunos títulos independientes de interés como Tierra de Abundancia o Retrato de April—, Gary Winick firma una convencional historia infantil basada en el best seller de E.B. White, que ya había sido llevado al cine en una más que aceptable versión animada. A pesar de contar con dos veteranos guionistas —Karey Kirkpatrick (Chicken Run) y Susannah Grant (Erin Brockovich)—, la música de Danny Elfman y un elogiable trabajo de producción (no debe de ser nada fácil trabajar con un reparto de animales, y aquí hay más animal que ordenador), La telaraña de Carlota se queda en un producto muy sencillito que aburrirá a los mayores y no creo que termine de apasionar a los niños. El bienintencionado mensaje de amistad entre desiguales no basta para levantar una historia a la que se le podía pedir unos gramos más de imaginación y sentido del humor.