A mediados del siglo XVIII, el capitán Ludwig Kahlen pretende culminar su carrera militar con la conquista de los páramos daneses que nadie se atreve a cultivar. Esa empresa despertará las sospechas del gobernante de la zona, que hará todo lo posible para beneficiarse de esas tierras.
La lucha por la tierra ha sido siempre uno de los conflictos más reconocibles de la literatura, y el cine clásico la explotó en películas tan intemporales como Lo que el viento se llevó o Gigante. Esta película danesa de Nikolaj Arcel es una recuperación de ese espíritu idealista de conquista de las fuerzas de la Naturaleza, con un tono más telúrico, sombrío y existencial, pero con una búsqueda similar del esplendor estético en la puesta en escena. Su director y coguionista es todo un aventurero del cine, que en casi dos décadas de trayectoria ha sido capaz de poner en pie desde un premiado drama de romances monárquicos (Un asunto real) a un western futurista (La Torre Oscura).
La tierra prometida es, con diferencia, la mejor película de este director, al que solo hay que reprochar un exceso de crudeza en un par de escenas de violencia brutal. Mads Mikkelsen es el actor perfecto para componer un personaje que apenas verbaliza toda la furia y la pasión acumuladas en demasiados años de guerra y carencias. Junto a él, hay un reparto que demuestra el talento de las escuelas de interpretación danesas, y que queda especialmente subrayado en la composición del personaje que encarna Morten Hee Andersen, el sensacional actor de series como The New Nurses, Algo en que creer o Carmen Culiers.
Las dos horas de metraje son como una visita a un museo, con un virtuosismo en la planificación que sin embargo no resta veracidad ni ritmo a una historia capaz de combinar los aspectos más salvajes y sutiles, los más generosos y depredadores del alma humana.
No resulta extraño que la película obtuviese en los últimos premios del Cine Europeo el galardón al mejor actor, fotografía y diseño de vestuario. También su paseo triunfal por los festivales de Venecia, Sevilla y San Sebastián han confirmado que se trata de una de esas películas que ponen de acuerdo a todo el mundo.