Lily es una adolescente, huérfana de madre, con un terrible trauma infantil. Un día decide huir de su casa a Carolina del Sur para buscar sus raíces.
La vida secreta de las abejas es la adaptación de una novela homónima publicada en 2002, de la que se han vendido más de cuatro millones de ejemplares y que ha sido traducida a 23 idiomas. Su autora es Sue Monk Kidd, una enfermera anglicana que, hasta el momento de escribir esta novela, había publicado unas memorias espirituales y varios ensayos de carácter pseudoteológicos. Kidd fue educada como evangélica baptista y la lectura de Thomas Merton le acercó a la Iglesia episcopaliana. Se confiesa deudora de escritores como Henry David Thoreau y Carl Jung.
La película -como la novela- es una mezcla abigarrada y bienintencionada de temas muy distintos: psicológicos (el paso de la adolescencia a la madurez), afectivos (el miedo al matrimonio o la importancia de la maternidad), sociales (los derechos civiles de la población negra en la América de los 60) y religiosos (el culto a la Virgen María). Tal mezcla, para funcionar, requería un experimentado director, y la joven realizadora americana Gina Prince-Bythewood -autora del guión- no lo es. Probablemente esta sea la razón de que, a pesar de sus virtudes (un excelente reparto y algunos mensajes nobles) la cinta no llegue a ser un producto logrado.