La vida secreta de las palabras

TÍTULO ORIGINAL The Secret Life of Words

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Directora y guionista: Isabel Coixet. Intérpretes: Sarah Polley, Tim Robbins, Javier Cámara, Julie Christie, Eddie Marsan, Steven Mackintosch, Daniel Mays, Dean Lennox Kelly. 122 min. Adultos. (D).

«Un lugar aislado en medio del mar: Una plataforma petrolífera frente a la costa de Irlanda del Norte, donde sólo trabajan hombres, en la que ha ocurrido un accidente. Una mujer solitaria y misteriosa que intenta olvidar su pasado es llevada a la plataforma para que cuide de un hombre que se ha quedado ciego temporalmente. Entre ellos va creciendo una extraña intimidad, un vínculo lleno de secretos, verdades, mentiras, humor y dolor, del que ninguno de los dos va a salir indemne y que cambiará sus vidas para siempre. Una película sobre el peso del pasado. Sobre el silencio repentino que se produce antes de las tormentas. Sobre veinticinco millones de olas, un cocinero español y una oca. Y sobre todas las cosas, sobre el poder del amor incluso en las más terribles circunstancias».

Así describe Isabel Coixet (Barcelona, 1962) una película hermosa y literaria que recurre a la trama de «Blancanieves y los siete enanitos» para narrar una historia triste de personaje hermético. La enfermera Hannah irá descorriendo cerrojos para recuperar la confianza en un mundo en el que vive gente que le ha pasado por encima e incluso ha dado marcha atrás para rematar la faena. La directora catalana, doctora en Historia del Arte y prestigiosa profesional de la publicidad, insiste en su cine romántico destilado, de cuidada puesta en escena, con magníficos intérpretes y conflictos de urdimbre esmerada.

Como es habitual en el cine de Coixet los diálogos son brillantes porque vienen precedidos de unos silencios que hacen que las palabras adquieran mucho valor. Coixet ahuyenta la banalidad locuaz que caracteriza a buena parte del cine europeo con su opción por un discurso intensamente emocional (la música es muy importante), inteligente y lleno de sensibilidad – aunque ciertamente crudo en alguna escena-.

El personaje protagonista (una extraordinaria Sarah Polley, también protagonista de «Mi vida sin mí», anterior cinta de Coixet) es tan atractivo, tan rico, tan interesante que el espectador no se cansa de observarle. Con sus defectos (esa espantosa vocecilla en off, un recurso excesivo al fundido en negro en un montaje menos brillante que en sus películas anteriores, algún tic de preciosismo publicitario, descuido de los secundarios que llegan a lindar con la caricatura -la relación homosexual entre dos operarios-), se confirma que nadie -en España- es capaz de contar una historia con la delicadeza de la directora de «Cosas que nunca te dije». También se confirma que Coixet está bastante encasillada. La productora de Almodóvar está detrás de esta película de 5 millones de euros, que por haber sido rodada en inglés podría aspirar a los Oscar en bastantes categorías. El actor Tim Robbins -magistral su interpretación postrado en una cama- ha manifestado su admiración por Coixet de una manera inteligente, que compartimos: «Admiro a Isabel por haber sido tan valiente para dar un final feliz a una historia tan oscura».

Alberto Fijo

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.