La Virgen de los Sicarios

Director: Barbet Schroeder. Guión: Fernando Vallejo. Intérpretes: Germán Jaramillo, Anderson Ballesteros, Juan David Restrepo. 98 min. Adultos.

DIRECCIÓN

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Barbet Schroeder (El misterio von Bülow, Mujer blanca soltera busca) quería hablar de Colombia -país donde pasó parte de su infancia-, y ha utilizado la novela parcialmente autobiográfica de Fernando Vallejo para realizar su propósito.

La película impresiona por el crudo realismo con que presenta una juventud agostada por el analfabetismo, la droga y la pobreza. Aunque los jóvenes sicarios son religiosos a su modo -con una mezcla de devoción y superstición-, acaban maleados sin remedio, y solo pueden esperar morir de un balazo a los 14 años.

Pero se trata de una imagen sesgada. Es la visión que transmite un viejo verde, rico, ateo y cínico, que ha vuelto a su tierra para suicidarse. Retrasa su proyecto el idílico romance con un jovencito, único superviviente de un grupo de narcotraficantes, que fue exterminado por una banda rival tras la captura de Escobar. Este joven mostrará Medellín al viejo escritor, y este transmitirá al joven su desencanto vital: hay demasiada gente en el mundo, no deberían permitir reproducirse a los pobres; la Iglesia tiene la culpa; y demás lugares comunes. Al final, cuando su amado es asesinado, al viejo le falta tiempo para llevarse a otro menor a la cama a cambio de una comida y unas zapatillas de marca. Tras tanta denuncia, resulta que el protagonista es un pederasta sin escrúpulos.

Bien interpretada y con imágenes callejeras hábilmente rodadas, la película no salva el lastre de su parcialidad y de su acumulación de detalles morbosos.

Fernando Gil-Delgado

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