Sammy, tortuga anciana, recuerda sus aventuras, que comienzan en 1959, en una playa californiana.
El segundo largometraje del belga Stassen (Fly Me to the Moon), que lleva diez años experimentando con animación en 3D, demuestra que ha mejorado desde el punto de vista técnico, pero la historia es demasiado simple y el mensaje excesivamente didáctico y evidente.